Océano
Esta resistencia del cuerpo la entiendo, recién ahora.
La abrazo, la acaricio, la ahogo, la hundo hasta que llega a un fondo de
algas y musgos,
la apoyo en ese fondo pedregoso y la abandono, hasta que un día consiga
subir
y entre tanto océano me encuentre, otra vez, desprevenida.
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