Aún había princesas cuando yo tenía siete

     De todas las veces que recordé a Luisa, la de las Pirámides es la mejor. Que quiénes las habían construido, que eran esclavos, que eran del pueblo que llevaba su apellido, el mío, el de ambas. Me había hecho unos pastelitos de miel y manzana. En su habitación colgaban mis dibujos. Algunos esfumados por el agua de mate o té con leche que yo les debía de haber derramado mientras me esmeraba en terminar el perfil de una princesa o una vaca. Aún había princesas cuando yo tenía siete años. La guerra repicaba lejos o cerca, en el cuaderno de comunicaciones de la escuela, cuando pedían chocolates y cigarrillos para los soldados.
     Hoy hablaba con un amigo y de cómo los recuerdos a veces vienen en forma de viñetas. Y se van así, sin más, hasta que llega el próximo cuadrito.

Comentarios

Entradas populares